Es reconocido, desde hace tiempo, que ser voluntario es una práctica que creció entre la población mundial, tanto en ONG, Empresas, así como también en otros ámbitos. Incluso, en algunos países como Israel, forma parte del proyecto educativo de adolescentes, dentro de la currícula oficial.
Día a día, miles de voluntarios movilizan de manera constante y comprometida diferentes acciones alrededor del mundo. Existen tantos tipos de voluntariado que se podría decir que cada uno de nosotros puede encontrar aquel lugar dónde poner su granito de arena, aportando aquella diferencia que traza el camino de otro panorama posible.
Con sus características, personalidades, recorridos y aprendizajes, cada persona que inicia el camino de ser voluntario modifica el entorno en el que lleva a cabo su tarea a la vez que se modifica interiormente mientras va atravesando la experiencia.
Muchas veces se dijo que el voluntariado puede ayudar tanto al que recibe como al que da y, sin dudas, esto es irrefutable. ¿Pero por qué?
Ser voluntario representa un compromiso social que, a la vez, suele darle sentido a lo que hacemos día a día. Y si hablamos de sentido… ¿Quién puede negar el sentido de hacer el bien?
Por otra parte, para ser voluntario tenemos que estar comprometidos afectivamente y emocionalmente con la causa a la cual decidimos dedicarle una parte de nuestra vida.
Sentimos entonces que algo de nuestra labor, en conjunto con la de otros, conforma e integra “un gran conglomerado de buenas acciones” que justifica nuestro esfuerzo, tiempo y dedicación para nada menos que MARCAR LA DIFERENCIA.
Nos satisface cuando logramos los objetivos, sentimos que estamos aportando a una causa importante y disfrutamos de ser parte de para aportar “algo bueno”, tratando de contrarrestar los efectos de aquello que consideramos amenazas para nuestra sociedad, como la falta de educación, de cuidado, salud, alimentación…
Como si fuera poco, además de aportarle sentido a nuestra vida, descubrimos que ser voluntarios tiene múltiples beneficios para nuestra salud física y mental.
Ayudar, entrar en contacto con otros, salir del egocentrismo, participar de una causa que nos motive, entusiasme y a la que le asignemos sentido disminuye la ansiedad y el estrés crónico, generando un círculo virtuoso que ayuda tanto a mi salud mental como física.
Ser voluntarios nos pone en contacto con otras personas, situaciones y experiencias que resultan novedosas, favoreciendo el incremento de nuestras habilidades sociales, de comunicación, así como también del registro del otro y el desarrollo de la empatía. Además, se suman el aprendizaje del trabajo en equipo, el entrenamiento en resolución de problemas, planificación de proyectos, gestión de tareas y organización.
A la vez, ponerse en contacto con dificultades globales nos ayuda a “salir de nosotros mismos”, echando un vistazo afuera, descentrando la atención, disminuyendo y contrarrestando el “individualismo” del que tanto nos quejamos hoy en día, causante de aislamiento y sedentarismo.
En Ieladeinu, el área de voluntariado está creciendo cada vez más: tenemos voluntarios de Apoyo Escolar, eventos, maquillaje, peluquería, profesionales de distintos sectores que nos ayudan a crecer, cambiar y mejorar, nos complementan y nos aportan todos los días para hacer un poco más por nuestros chicos.
Por eso, no dudes en sumarte, no dudes en a ayudar y ayudarte.
Lic. Gabriela Sassón
Psicóloga
Coordinadora Área de Voluntariado de Ieladeinu
Si querés ser voluntario escribinos a voluntarios@ieladeinu.org.ar o directamente a gabrielas@ieladeinu.org.ar