A principios de 1999, dos niños se encontraban en una situación de extrema tensión entre sus padres, quienes atravesaban graves padecimientos de salud mental.
El juez ya había dictado sentencia de separación, y luego de buscar durante meses una institución judía que pudiera hacerse cargo de ellos, tuvo la “casual” oportunidad de conocer al Rabino Tzví Grunblatt, Director General de Jabad Lubavitch Argentina y Shelíaj Principal del Rebe en el país, a quien le preguntó si podía asumir la responsabilidad del caso.
Así fue como el Rabino y su esposa Shterna conocieron a la Lic. Karina Pincever, y juntos elaboraron una estrategia de acción.
El juez modificó su sentencia y permitió que los niños vivieran con su madre. Karina designó a un asistente social, con el objetivo de trabajar con la madre para que pudiera asumir responsablemente su función, además de propiciar otros modos de vinculación entre ella y sus hijos.
Asimismo, se estableció como meta garantizar y restituir los derechos de cada uno de los niños, con la mirada puesta en que pudieran alcanzar una buena calidad de vida dentro de sus relaciones familiares y comunitarias.
A los pocos días, la trabajadora social de un juzgado —al enterarse de la rápida respuesta— llamó a Jabad pidiendo ayuda para otro niño de 11 años que estaba internado en un Instituto de Menores: había sido agredido a pedradas por otros chicos por el solo hecho de ser judío. Hacía cuatro meses que la profesional buscaba una respuesta de la Comunidad Judía para sacarlo del Instituto, pero esta aún no contaba con ningún programa para niños y niñas víctimas de violencia familiar. El Rabino Grunblatt y la Lic. Pincever activaron recursos comunitarios y, en apenas tres días, lograron que el niño comenzara a vivir con una familia de la comunidad, garantizando así sus derechos.
Ante semejantes respuestas, quien más tarde sería nombrado Defensor de Menores de la Cámara de Apelaciones, Dr. Alejandro Molina, le solicitó al Rabino Grunblatt una reunión en la que le preguntó si estaba dispuesto a recibir a todos los niños judíos en riesgo que llegaban a los juzgados; el Rabino aceptó sin vacilar. Nunca imaginó que serían tantos.
Desde su creación, Ieladeinu acompañó a más de 700 niños y adolescentes. Actualmente cuidamos y protegemos a casi 250 en las diferentes modalidades de intervención: Fortalecimiento Familiar, Centros de Día, Cuidados Alternativos en Familia (acogimiento) y Hogares Convivenciales.