El ingreso de una niña, niño o joven y su grupo familiar directo al Programa requiere de un proceso de evaluación diagnóstica que incluye la evaluación integral del contexto que atraviesan el niño o joven y su familia para determinar la dinámica familiar que están atravesando y la ocurrencia o no de situaciones de violencia o maltrato infantil, la factibilidad de que vuelvan a repetirse, el impacto de las mismas en la subjetividad del niño y la vulneración de derechos que ello conlleva.
En los casos que corresponde, se realiza un asesoramiento integral y se deriva la situación para el tratamiento más adecuado.
El primer contacto que se establece con las familias y con los niños se da generalmente a través de la derivación instrumentada por las instituciones del ámbito social y comunitario: redes de Protección Social Comunitarias, las escuelas de la red escolar judía, los espacios recreativos de la comunidad, así como por diversos Organismos de Protección de Derechos de Niños, Adolescentes y Familia (Defensorías , Servicios Zonales o locales, etc.), Juzgados, hospitales, profesionales de salud, y en ocasiones, algún miembro de la familia ampliada.