La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), aprobada en 1989 y ratificada por nuestro país en 1990, reconoce el derecho de niñas, niños y adolescentes (en adelante niños) a participar de la vida cultural del lugar en donde vivan.
Ya desde su preámbulo rescata “la importancia de las tradiciones y los valores culturales de cada pueblo para la protección y el desarrollo del niño”
En su artículo 31 se reconoce “el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.
A su vez, el derecho del niño “a participar plenamente en la vida cultural y artística”, remarcando que los Estados deberán ofrecer oportunidades para que los niños puedan participar de la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento (Art. 31. 2).
Adolfo Lacuesta, Director de la Fundación Proyecto Solidario por la Infancia sostiene que la cultura emana de la comunidad entera; por lo que ningún niño debería verse imposibilitado de acceder a la misma. Respecto al Estado, su función es actuar como facilitador de la cultura, respetando el derecho de los niños a participar libremente de la misma sin inmiscuirse salvo para asegurar su protección (1)
El Comité de los Derechos del Niño (2) en una observación general sobre este derecho, sostiene que en muchos países aún no se ha puesto debida atención al mismo, es decir, al juego, el descanso y la recreación de los niños. En las ciudades en particular hay un incremento muy acelerado de las comunicaciones electrónicas, la comercialización de la oferta de juego, el trabajo infantil (al cual nos hemos referido en un artículo anterior) y las demandas de las escuelas, lo cual afecta de forma negativa el ejercicio de este derecho.
El juego y la recreación, son esenciales para un crecimiento y desarrollo adecuado de todos los niños. Respecto a la vida cultural, es importante que los niños participen y se involucren ya que al hacerlo, reproducen, transforman y transmiten la cultura de la sociedad en la que están insertos, de muchas maneras.
Cuando los chicos participan de la vida cultural del país o sociedad en la que viven, tienen la posibilidad de interactuar con otras culturas, lo que les permite aprender de ellas y de la diversidad.
Es función de los Estados ofrecer las condiciones necesarias para el acceso de todos los niños a la cultura y en condiciones de igualdad. Esto significa que las barreras que enfrentan muchos niños de grupos marginalizados, debieran removerse para garantizar el acceso de todos los niños a este derecho.
Sin embargo, los chicos de todo el mundo enfrentan grandes obstáculos para descansar, recrearse y participar de la cultura de su entorno. Ambientes pobres y peligrosos, espacios públicos no adecuados, poco contacto con la naturaleza, falta de inversión en oportunidades artísticas y culturales, juegos electrónicos en exceso, presiones excesivas para logros educativos y una mercadotecnia del juego y su comercialización.
Para que este derecho sea protegido, se propone que los gobiernos tomen algunas medidas como por ejemplo, una legislación que prohíba la discriminación para que todos los chicos tengan iguales oportunidades de acceder a este derecho, o medidas que garanticen la seguridad en las redes virtuales limitando el acceso a materiales nocivos e informando a adultos, padres, docentes y responsables de políticas públicas para que tomen conciencia de los riesgos y desarrollen estrategias que propicien opciones más seguras y atractivas para los chicos.
También se sugiere revisar las políticas de comercialización de juegos y juguetes, especialmente aquellos que promueven la violencia y los estereotipos de género.
Para garantizar el derecho a la recreación y participación en la cultura es indispensable crear entornos físicos incluyentes para juegos, deportes y propuestas de actividades culturales para chicos de diferentes edades.
También desde las escuelas y por supuesto desde las familias, habilitar espacios y tiempos de juego, para realizar deportes, actividades lúdicas y culturales y que todos aquellos adultos que trabajan y están en contacto con chicos, estén formados y capacitados o conozcan sobre la importancia de este derecho.