Es una forma de violencia extrema contra las niñas, niños y adolescentes (en adelante, niños) y una grave violación de sus derechos. Sin embargo, es una realidad que existe en todos los países y grupos sociales, muchas veces oculta y silenciada.
Las familias, los ámbitos educativos, la comunidad y el Estado debemos comprometernos responsablemente para prevenir todo tipo de violencia contra los niños.
El abuso sexual comprende:
Respecto del Abuso Sexual, la Convención sobre los Derechos del Niño incorporada a la Constitución Nacional en nuestro país en 1995 establece en su artículo 19 que
"El Estado debe adoptar todo tipo de medidas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras éste se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un representante legal o de cualquier otra persona a su cargo".
Puede ocurrir en hogares, instituciones, escuelas, lugares de trabajo, en la comunidad y otros ámbitos. Según Unicef, la verdadera magnitud de la violencia sexual está oculta, debido a su naturaleza sensible e ilegal, por constituir un delito. La tolerancia social y la falta de conciencia también contribuyen a que no se denuncien muchos de los casos.
La mayoría de los niños y las familias no denuncian los casos de abuso y explotación a causa del estigma, el miedo y la falta de confianza en las autoridades.
Las pruebas indican que la violencia sexual puede tener consecuencias físicas, psicológicas y sociales graves a corto y largo plazo, no sólo para los niños sino también para sus familias y comunidades. Esto incluye riesgos de padecer enfermedades, embarazos no deseados, trastornos psicológicos, estigma, discriminación y dificultades en la escuela.
En Argentina no existen estadísticas que releven la magnitud del abuso sexual en la infancia, pero sí se tiene registro de un aumento año a año en el número de casos que llegan a los servicios hospitalarios y a los juzgados.
También se están detectando más casos de abuso entre pares, con victimarios pocos años mayores que las víctimas. (Fuente: Comunicar Igualdad. Mariana Fernández Camacho. Julio 2015).
Estas medidas deberían comprender procedimientos y programas para proporcionar la asistencia necesaria al niño y a quienes cuidan de él, así como para prevenir, identificar, investigar y tratar situaciones de malos tratos y si corresponde, la intervención judicial (Fuente: www.unicef.org)
La mayoría de las situaciones de abuso sexual infantil se producen en entornos familiares o que el niño frecuenta habitualmente. Es entonces que el abuso sexual conlleva la manipulación de los lazos afectivos, un discurso culpabilizante, la obligación del silencio y del secreto. .
Las consecuencias de ello son la aparición de efectos traumáticos (angustia, miedo), la naturalización de la situación (dado a la dependencia del abusador) y el proceso de sumisión y manipulación que este le impone.
Según la Lic. Mónica Laura Creus Ureta, como adultos desde diferentes ámbitos, deberíamos alentar una crianza amorosa, respetuosa de los niños y de sus derechos, que responda, acepte y respete sus necesidades físicas y emocionales, ya que esto genera progresivamente la confianza en sí mismos y en el mundo que los rodea. Al respecto deberíamos entender de una vez por todas que a los niños no se los humilla, no se los amenaza y no se les pega.
Si los adultos humillan a los niños con críticas despiadadas, si los amenazan con daños terribles que sufrirán si no obedecen, lo que aprenderán es que los adultos mienten. Si los padres les pegan con el propósito de enseñarles algo, aprenderán que éstos no son confiables y que son peligrosos. De este modo se sentirán profundamente traicionados por quienes deberían cuidarlos y protegerlos. ¿Cómo confiar en ellos?
Estas actitudes de los padres para con sus hijos, no sólo dañan su autoestima sino que también interfieren en su desarrollo intelectual, emocional, su aprendizaje e integración social. Los llena de rabia e impotencia, aprenden a “someterse”. Los niños golpeados y maltratados no consideran que su cuerpo les pertenezca. Creen que los adultos tienen poder absoluto sobre sus cuerpos, incluso el derecho de causarles dolor. El hecho de que sus cuerpos están sometidos a la voluntad de los adultos, puede hacerlos presa fácil de situaciones de abuso (Fuente: www.abusosexualinfantilno.org).
Fuente: www.abusosexual- hablemos.com y www. carcarania.gov.ar/19-de-noviembre-dia-mundial-para-la-prevencion-del-abuso-infantil/