Jugar es un derecho. También es la principal actividad en la que las niñas y los niños (en adelante niños) son reconocidos como tales. “Los niños jugando” y “los niños en la escuela” son, probablemente, las dos primeras asociaciones en las que pensamos cuando hacemos referencia a una buena Infancia.
Pero ¿es está la realidad de la mayoría de los niños? Quizá, la frase inicial de una de las canciones infantiles de María Elena Walsh sintetiza el grito “silencioso” de muchos niños que fueron despojados de su infancia.
¿Quién es el responsable de que esto suceda? Según la Convención sobre los Derechos del Niño, los Estados deben adoptar medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas para garantizar este derecho. Esto quiere decir que el Estado es responsable, a través del desarrollo de políticas públicas de promoción de derechos y prevención de las violencias. Pero es importante recordar que la comunidad también es corresponsable en la promoción y protección de todos los derechos de todos los niños.
Si bien nuestro país ratificó la Convención, recién en junio de 2008 sancionó la Ley 26.390 sobre Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente. Esta ley tiene una enorme importancia para el diseño e implementación de políticas públicas dirigidas a la prevención y erradicación del trabajo infantil.
¿Qué es el trabajo infantil? La ley define el trabajo infantil como “aquel realizado por personas menores de 16 años en todas sus formas, exista o no relación de empleo contractual, y sea este remunerado o no”.
El trabajo infantil constituye una clara vulneración de los derechos de los niños y de las niñas. Genera graves consecuencias para su desarrollo físico, psíquico y social.
Ieladeinu trabaja para sensibilizar a los distintos actores de la sociedad en relación con los derechos del niño y su corresponsabilidad el tema. Además, se enfoca en trabajar con las niñas, niños y adolescentes para que puedan conocer sus derechos, ejercerlos y exigirlos.
Lamentablemente, no alcanza con que los instrumentos jurídicos lo sancionen, que los organismos internacionales lo denuncien o que las organizaciones sensibilicemos y promovamos el tema: el trabajo infantil existe y es uno de los grandes flagelos de la sociedad.
Por eso, es tiempo de “abrir los ojos”, para tomar conciencia de una realidad que se nos impone día tras día. Es tiempo de que aunemos nuestros esfuerzos y que usemos todos los recursos posibles para restituirles a todos los niños sus derechos.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Para todo el país y contra todo tipo de violencia