Ningún niño pierde sus derechos por “portarse mal”

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Algunas reflexiones sobre los derechos y las responsabilidades de niñas, niños y adultos

Muchos de nosotros conocemos el Derecho a la Educación tal como está enunciado en varios tratados y declaraciones de derechos humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), pero este derecho se complementa con otro, que nos muestra “hacia donde” debería encaminarse la educación, o sea, qué se espera de ella desde un enfoque de derechos -es decir, reconociendo la ciudadanía como un derecho de todas las personas, independientemente de su sexo, nacionalidad, edad, etnia, condición social y siendo un deber del Estado proteger y garantizar el cumplimiento de este derecho-.

La CDN no solo se refiere a la educación dentro de las escuelas o a los contenidos, habilidades y aptitudes que los niños aprenden allí,  sino que se la menciona en un sentido mucho más amplio: la importancia  de los adultos en la vida de los niños y lo que deberíamos hacer en tanto padres, familiares, educadores, sociedad en su conjunto….

En este artículo el 29 de la CDN  se señala que la educación debe estar encaminada a:  “La importancia de contribuir a desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades; inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas;  Inculcar al niño el respeto de sus padres, de su propia identidad cultural, de su idioma y sus valores, de los valores nacionales del país en que vive, del país de que sea originario y de las civilizaciones distintas de la suya;  Preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena; e inculcar al niño el respeto del medio ambiente natural”….

¡Todo un desafío! Acompañar, educar y  contribuir a formar sujetos pensantes, respetuosos de sus orígenes, su cultura, su propia identidad familiar y cultural, pero también de las diferencias culturales, étnicas, religiosas, nacionales.  Educar  y  promover el ejercicio del  respeto y la comprensión del otro diferente,  aunque igual a mí por poseer los mismos derechos.  Se trata de formar ciudadanos respetuosos de los derechos humanos.

También se nos propone preparar a los niños para “asumir una vida responsable”.

¿Qué significa responsabilidad en este caso?

Esta pregunta nos lleva a pensar la responsabilidad tanto desde el lado de los adultos como desde los niños.

Con relación a los adultos, Francisca Morales (encargada de Unicef Chile) señala que, sin duda, lo que se sí ha cambiado para nosotros los adultos es la forma de ser autoridad. Al hablar de los niños como sujetos de derechos, esta mirada es muy diferente a la que existía antiguamente donde los padres, más precisamente el padre, era prácticamente dueño de sus hijos.

Hoy en día, a partir de la CDN,  los niños son personas ante el Estado y las leyes, y en esta medida ambas instancias (escuelas, sociedad, Estado) también deben hacerse cargo de su protección y cuidado cuando las familias no se los brindan.

Los adultos y la sociedad en su conjunto,  somos responsables  de hacer cumplir y garantizar los derechos a todos los niños. Esto es lo que se conoce como coresponsabilidad o responsabilidad compartida.

A su vez, el desafío para nosotros es pasar de ser una autoridad autoritaria, que usa la violencia y el poder para imponer su criterio, a ser una autoridad democrática, que puede poner límites, escuchar opiniones y también establecer sanciones, siempre que ellas no impliquen maltrato. ¡Otro gran desafío!

Ahora bien,  volviendo a los niños, hablar de derechos no los exime de “responsabilidades”: Todo derecho conlleva una responsabilidad ya que si un niño tiene derechos, sus pares también, por lo tanto ese niño debe cumplirlos, respetarlos y velar porque se cumplan sus derechos y los de los otros .

A eso hace mención la CDN cuando habla de niños respetuosos de sí mismos, pero también respetuosos de las diferencias culturales, étnicas, religiosas, nacionales de los otros, sus pares y adultos.

Podemos pensar que se nos propone a la educación  como promotora y  facilitadora del desarrollo de un sujeto activo que ejerce sus derechos y es responsable al ejercerlos y al exigirlos.

Para muchos adultos la sola mención de la palabra DERECHOS salta la palabra DEBERES como algo estrechamente vinculado. Sin embargo, según nos señala F. Morales, los derechos establecidos en la CDN  nunca pueden quedar supeditados al cumplimiento de un deber. Ningún niño pierde sus derechos por “portarse mal”.

Lo que sí ocurre es que en la medida que los niños crecen,  adquieren progresivamente más autonomía y ciertas responsabilidades. En la CDN, esto se establece como el Principio de Autonomía Progresiva, y como todo proceso en el desarrollo,  es algo que debe ser acompañado y formado por los adultos que rodean a un niño.

¿Cuál es el rol de los adultos en relación con la CDN?

Como padres y docentes, conocer e informarse sobre los derechos de sus hijos o sus alumnos, los cuales debieran garantizar como principales y secundarios cuidadores y educadores.  Esto es importante porque la CDN establece la obligación de los Estados de apoyar a los padres que no pueden dar cumplimiento por sí mismos a estos derechos.

Una primera tarea de los padres es ser la voz de sus hijos y exigir que se cumplan sus derechos. 

Respecto de las escuelas,  su tareaes conocer los derechos de sus alumnos, revisar sus prácticas educativas a la luz de un enfoque de derechos, contribuir a educar niños capaces de ejercer y exigir sus derechos y apoyar a aquellos niños cuyos derechos se encuentren vulnerados,  dando lugar a organismos de protección de derechos…….

Y volviendo a la educación, es fundamental el papel que desempeñan los adultos, ya que los niños tienen derecho a tener  a su lado a adultos que los guíen, eduquen  cuiden, protejan y limiten,  con respeto y sin violencia ni física ni psicológica.  Y en esto, lejos de perder autoridad con la CDN los adultos cumplen pasan a ocupar un papel fundamental.

Bibliografía consultada

 
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