Como vemos, el derecho de todas las niñas, niños y adolescentes ( en adelante niños) a la educación se encuentra establecido en varios tratados, pactos internacionales y declaraciones. Estos forman parte de herramientas poderosas que deben ser puestas en marcha para que todos puedan acceder a una educación básica libre y obligatoria así como todas las formas disponibles de educación secundaria y superior.
La educación, además de ser un fin en sí mismo que debiera posibilitar una vida digna a todas las personas, es quizás el medio más importante para garantizar el acceso y el ejercicio de otros derechos que son interdependientes e inseparables de éste.
El Informe de Seguimiento de Educación para Todos (EPT) elaborado por la Unesco en 2015 destaca que en el año 2000, en el Foro Mundial sobre la Educación que se celebró en Dakar (Senegal), 164 gobiernos concertaron un Marco de Acción de EPT.
A partir de allí se puso en marcha un ambicioso programa orientado a conseguir amplios objetivos educativos para 2015. En respuesta a ello, la UNESCO empezó a elaborar los informes de seguimiento de la EPT en el mundo, para supervisar los avances y formular recomendaciones con miras a la agenda mundial para el desarrollo sostenible después de 2015.
Desde entonces, se avanzó mucho en todo el mundo aunque -a pesar de los esfuerzos de los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad internacional- la Educación para Todos aún no es una realidad.
Todavía hay 58 millones de niños sin escolarizar y otros 100 millones que no terminan la enseñanza primaria.
La desigualdad en la educación ha aumentado y los más pobres y desfavorecidos cargan con las peores consecuencias. Los conflictos siguen siendo enormes barreras para la educación, y la ya elevada proporción de niños sin escolarizar que vive en zonas de conflictos o guerras, va en aumento. A su vez, globalmente, la mala calidad de aprendizaje en la enseñanza primaria hace que todavía haya millones de niños que dejan la escuela sin haber adquirido las competencias básicas.
Además, la educación sigue estando insuficientemente financiada. Muchos gobiernos han incrementado el gasto educativo, pero pocos han dado prioridad a la educación en los presupuestos nacionales.
En el presente Informe se formulan recomendaciones precisas sobre la posición de la educación en la futura agenda mundial de desarrollo sostenible. Y se señala que si bien se han logrado avances desde el año 2000, queda aún mucho por hacer para poner la educación de calidad y el aprendizaje a lo largo de toda la vida al alcance de todos.
Y es que, sencillamente, no hay inversión más efectiva o duradera en los derechos y la dignidad humanos, en la inclusión social y en el desarrollo sostenible, que la inversión en educación.
Bibliografía consultada