Derecho al juego

Encuentro con la Asociación Civil Mensajeros de la Paz
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21 diciembre, 2016
“Los Estados Partes reconocen el derecho del niño y la niña al descanso y al esparcimiento,
al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.

Artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño

 

Llega el verano, este momento tan esperado por todos.  Los días y el cuerpo se relajan... el tiempo se administra de otra manera: varían las rutinas, los horarios y el descanso. El jardín y la escuela cierran sus puertas y la casa se transforma en un nuevo terreno para explorar, experimentar  y ¡¡¡JUGAR!!!

¿Por qué juegan los niños?

Los niños juegan desde que nacen. Juegan porque aprenden jugando, porque se comunican jugando,  porque se divierten jugando...  Juegan porque se desarrollan jugando,  porque socializan jugando, porque experimentan jugando... ¡¡¡Y también juegan por jugar!!!

“… La ocupación favorita y más intensa del niño es el juego. Acaso sea lícito afirmar que todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose un mundo propio, o, más exactamente, situando a las cosas de su mundo en un nuevo orden, grato para él “ S. Fraiberger

Freud consideraba que el juego es el medio que permite alcanzar al niño sus primeros grandes logros culturales y psicológicos, a la vez que le permite expresarse: los niños expresan lo que piensan y sienten mediante el juego). El niño toma muy en serio su juego y le dedica grandes afectos. La antítesis del juego no es gravedad, sino realidad. El niño distingue muy bien la realidad del mundo y su juego, a pesar de la carga de afecto con que lo satura, y gusta de apoyar los objetos y circunstancias que imagina en objetos tangibles y visibles del mundo real. Este apoyo es lo que aún diferencia el “jugar” infantil del “fantasear”.

Otros estudiosos demostraron como los niños se valen del juego para resolver y dominar dificultades psicológicas muy complejas del pasado y del presente. Sabemos también que a través del juego los niños comienzan a comprender como funcionan las cosas: comprenden que existen reglas de casualidad y probabilidad, además de reglas de conducta que deben seguirse si queremos que los demás jueguen con nosotros.

En la actualidad, las nuevas tendencias en educación sugieren casi desesperadamente que las escuelas alienten el juego como prerrequisito para el éxito escolar. En muchos ámbitos educativos y familiares, circula la idea de que jugar “es perder el tiempo”. Pero jugar es justamente hacer uso del tiempo como recurso privilegiado para el desarrollo y crecimiento saludable. Si los niños no tienen tiempo para jugar, se les está negando su condición de niños, ya que como hemos visto el juego es intrínseco a su ser y a su desarrollo.

Un niño que sufre física o emocionalmente, juega menos o no juega. Toda su energía está destinada a la función de supervivencia. El juego facilita la evolución humana, por eso es muy importante asegurarles a los niños su derecho al juego que es, en definitiva, asegurar la dignidad de la infancia.

“Quiero tiempo pero tiempo no apurado, tiempo de jugar que es el mejor”

 
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